Igual a papá

Igual a papá

Igual a papá. Este relato es para ponernos a pensar en lo referente a las prioridades de nuestra vida que nos van sucediendo a diario.

Roberto había nacido hacía pocos días, llegando al mundo de una manera muy normal, resulta que yo me encontraba de viaje… Me encontraba con muchas obligaciones, las que en esos momentos no podía dejar de atender.

Cuando yo menos lo esperaba, Roberto aprendió a comer y a su vez también a hablar. En esos momentos yo no me encontraba en casa… ¡Como está creciendo Roberto! ¡Como va pasando el tiempo! Igual a papá


Roberto me solía preguntar, a medida que iba creciendo:
¿Papá, algún día seré como tu? ¿Cuándo regresas a casa, papá?

Hijo, eso no puedo saberlo, pero ni bien vuelva podremos jugar juntos, ya verás.

Cuando cumplió sus diez años, me dijo:

Muchas gracias por la pelota que me has regalado papá, ¿Vienes a jugar conmigo?

En este momento no puedo hijo, tengo mucho que hacer.

De acuerdo papá, sé que otro día será.

Roberto se fue sonriendo y como siempre pensando y diciendo: “Yo quiero ser igual a papá

Roberto terminó sus estudios en la universidad, ya todo un hombre y le dije:

Roberto, estoy muy orgulloso de ti, porque no te sientas y conversamos un rato?

Hoy no puedo papá, tengo muchos compromisos. Me podrías prestar el coche para visitar y salir con amigos?

El día de hoy ya me encuentro jubilado y Roberto vive en otra parte. Decidí llamarlo y le dije:

¿Qué tal Roberto? ¿Cómo estás? Tengo muchas ganas de verte. Igual a papá

Sabes papá que me encantaría pero en estos momentos no tengo tiempo. Bien sabes, los niños, el trabajo…pero agradezco mucho tu llamada. Me agradó mucho escuchar tu voz.

Luego de colgar el teléfono comprendí que Roberto ya había conseguido lo que siempre quería… ser como su padre. Igual a papá

Muchas veces corremos detrás de cosas que pensamos que son las más importantes y nos olvidamos que debemos vivir la vida junto con nuestros seres queridos, como en el caso de los hijos que van creciendo y cuando muchas veces nos damos cuenta ya es muy tarde para querer vivir esos pequeños momentos con ellos o estar en los instantes en que nos necesitan.

Igual a papá